Circula un hilo de Twitter con una explicación entusiasta sobre el caos bursátil de GameStop en EEUU. Una casi inverosímil confluencia de factores ha creado una situación en donde los fondos de inversión (hedge funds) han tenido que pedir chepa porque un montón de chiquillos en Reddit se han abalanzado sobre ellos y han quebrado el sistema. O quizá no, solo lo han alterado un poco. Igual es una historia interesante.
Si viste “The Big Short” (si no la has visto, hazlo) no necesitas leer lo que sigue: un short es una táctica bursátil en donde se toman prestadas acciones de una empresa que está a la baja, apostando a que seguirá bajando. Cuando las devuelves al que te las vendió, las acciones deberían estar más baratas, por lo que al pagar por ellas terminas quedándote con la diferencia: si pediste prestado a 10 pero pagas al final 5, has ganado los cinco de la diferencia (la explicación aún más detallada puede ser esta; hay varias fuentes, busca no más). La idea es hacer plata con la desgracia ajena, aunque hay el riesgo que las acciones o valores en vez de bajar, suban, y ahí el que hace el short es el que pierde.
Todo bien hasta aquí. Normalmente es la chamba de los sofisticados analistas financieros de los grandes corredores de valores estimar qué valor es buen negocio en short, de nuevo, como se ve en “The Big Short”. Lo que ha pasado con GameStop es divertido, en la manera perversa en que muchas cosas son divertidas en la burbuja performativa de la Internet; no es necesario bueno ni positivo.
Desde hace años, hay alternativas para que los consumidores finales no tengan que pasar por grandes corredores, sino que hagan inversiones directamente. E-Trade es un clásico del campo, existiendo desde los 90. Una empresa nueva como Robinhood también ha logrado ser popular entre los day traders, los que usan parte de su tiempo para hacer transacciones bursátiles. Democratización, que le dicen. Como ocurre siempre, muchos day traders se juntan en distintos espacios de Internet para conversar, rajar y conmiserarse; como suele ocurrir, los más apasionados usan Reddit, un espacio que si no conoces deberías mirar para saber lo que debes estar perdiéndote; Reddit es demencial casi siempre.
En un espacio específico de Reddit, r/WallStreetBets, comenzó el movimiento en contra del short de GameStop, una empresa que vende juegos de video y demás presencialmente en los EEUU. Como pasa habitualmente, esta empresa no estaba bien en términos financieros, y por lo tanto muchos especialistas de grandes empresas decidieron que era una buena apuesta hacer un short contra GameStop. De pronto, en r/WallStreetBets se comenzó un movimiento en contra de ese short: comenzaron a comprar y vender acciones de GameStop, que tenía a fines del año pasado una valoración bursátil de 2 mil millones de USD; en pocos días, ha pasado a 20 mil millones, con lo que la posición en corto de los que apostaron por la caída del valor simplemente se volvió imposible.
Algunos han ganado, algo; otros, como los accionistas directivos de GameStop, han ganado mucho (¿10 veces el valor de tus acciones? Super negocio). Dos fondos de inversión se han caído mal, y han tenido que pedir prestado para cubrir sus shorts, en un caso de 2.5 mil millones de USD.
Pura manipulación del mercado, “democratizada” en el sentido que los pequeños que se agrupan en Reddit han podido medio arruinar a un fondo de inversión. Luego de décadas en que los banqueros e inversionistas siempre ganan, suena a un poco de justicia, sobre todo cuando aparecen historia de cómo un desempleado por la pandemia ha hecho algunos miles de dólares a partir de casi nada, como jugando en la Internet. Es disrupción, que puede favorecer a algunos más que a otros, y que parece financiada por algunos inversionistas. El mercado de valores seguirá igual aunque algunos queden chamuscados.
La manada digital lo ha hecho de nuevo. No son los kpopstans trolleando un mitin de Trump; o los chiquillos autoorganizandose para traerse abajo al traidor a la patria. Ahora es la sal de la tierra, habitualmente despreciada por los amos del universo, que se venga de los quants que jamás dejar de ganar incluso cuando pierdan. Otra revuelta populista que demuestra que la Internet es capaz de todo.
Igual es un ejemplo de la agresividad performativa de algunos, que convierten lo que es una trolleada en la revolución digitoproletaria. Un meme a la vez, la revolución continua, o al menos la discordia aumenta y se reafirma la posibilidad de dejar en claro que los que no están contentos con el mundo tienen derecho a algo más que llorar en sus cuartos.
Seguirá ocurriendo. No se trata de cambiar el mundo tanto como de no dejar que se quede quieto. Como dijeron premonitoriamente los Pet Shop Boys, el mundo digital permite a millones actuar en distintos niveles y formas, porque quieren hacer algo más que estar sin hacer nada.
La pregunta política es ¿adónde va toda esta energía? ¿Cómo se puede canalizar para algo más que la performance revoltosa?